miércoles, 28 de noviembre de 2012

CONFERENCIAS DE MONSEÑOR WILLIAMSON EN BRISTOL.- NÚMERO VIII

En esta conferencia Monseñor Williamson analiza un texto de Monseñor de Galarreta sobre el Preámbulo Doctrinal, además de revelarnos, una vez más, la falta de firmeza doctrinal de Monseñor Fellay y sus colaboradores.  Nos comenta también cómo un libro del Padre Calderón ya traducido al francés, fue vetado por Menzingen. Vale la pena leerla.



CONFERENCIA VIII


Monseñor de Galarreta dice que lo que los Romanos proponen es “confuso, de doble lenguaje, falso y esencialmente malo” y que “el documento es sustancialmente inaceptable. Es peor que el protocolo de 1988 en particular con relación al Magisterio pos-conciliar”.

Cita de Monseñor Lefebvre: “Nuestros verdaderos fieles, aquellos que han comprendido el problema y que nos han ayudado a seguir la línea derecha y cerrada de la Tradición y de la fe, temían las gestiones que yo hacía con Roma. Ellos me dijeron que era muy peligroso y que perdía mi tiempo”- en los años 70 y 80. “”Sí por supuesto, esperé hasta el último minuto que en Roma mostraran algo de lealtad. Nadie puede reprocharme de no haber hecho todo lo que pude. Y ahora, a los que vienen a decirme “usted debe llegar a un acuerdo con Roma”, creo que puedo decirles que incluso fui mas lejos de lo que debí haber ido”. Esto es obviamente después de 1988, y está hablando de cómo recorrió nueve y media yardas, más que las nueve completas, para llegar a un acuerdo con Roma, pero ellos no quisieron.


Esta es una pregunta de una entrevista –“¿Qué piensa de la instrucción del Cardenal Ratzinger que establece el juramento de fidelidad y que incluye una profesión de fe?”

Monseñor Lefebvre.- “Primero se reitera el Credo, que no presenta ningún problema. Ha quedado intacto. El primer y segundo apartados no presentan tampoco dificultades. Son cosas corrientes desde el pun­to de vista teológico. Pero el ter­cero es muy malo. Es prácticamente alinearse con lo que los obispos del mundo en­tero piensan hoy día. En el preám­bulo está por otra parte claramen­te indicado que este apartado ha sido añadido en razón al espíritu del Concilio. Se refiere al Concilio y al supuesto magisterio de hoy día que es el de los conciliares. Habría sido preciso añadir: en tan­to que este magisterio está en ple­na conformidad con la Tradición. Tal como está esta fórmula es peligrosa.” Monseñor Lefebvre está hablando de las fórmulas que Roma propuso después de las consagraciones.

“Tal como está esta fórmula es peligrosa. Esto demuestra bien el espíritu de estas gentes con las cuales no es posible entenderse. Es absolutamente ridículo y falso —como han hecho algunos— pre­sentar este juramente de fidelidad como un resurgimiento del jura­mento anti modernista suprimido después del Concilio. Todo el ve­neno está en el tercer apartado que parece hecho ex-profeso para obligar a quienes se han adherido a suscribir esta profesión de fe y afirmar así su pleno acuerdo con los obispos. Es como si en tiempo del arrianismo hubiesen dicho: ahora es­táis plenamente de acuerdo con todo lo que piensan los obispos arrianos. No, yo no exagero, está clara­mente expresado en la introduc­ción. Es el engaño. Cabe preguntarse si no se ha querido en Roma corregir con esto el texto del protocolo que me ofrecieron”. En otras palabras, para Roma el Protocolo fue muy lejos. Me di cuenta que el protocolo fue muy lejos en su dirección, contrariamente a lo que ellos piensan de que fue muy lejos en nuestra dirección.

“Aunque no satisfizo, pare­ció todavía demasiado en nuestro favor el artículo 3 de la declara­ción doctrinal, puesto que no ex­presa bastante la necesidad de so­meterse al Concilio. Pienso que se desquitan ahora. Van sin duda a hacer firmar estos textos a los seminaristas de la Hermandad de San Pedro antes de su ordenación y a los sacerdotes de esta Hermandad, que van entonces a encontrarse obligados a hacer un acto oficial de adhesión a la Iglesia conciliar. A diferencia del protocolo, por estos nuevos textos se someten al Concilio y a todos los obispos con­ciliares. Tal es su espíritu y no cambiarán.”

Entonces Monseñor de Galarreta está citando al Arzobispo, subrayando la firmeza de los romanos en la línea del Concilio, que los Romanos están decididos.

La siguiente cita es también de una entrevista con la revista Fideliter.- “¿Piensa usted que la situación ha empeorado desde antes de las consagraciones cuando usted entró en conversaciones que terminaron en el protocolo del 5 de mayo 1988? ¿Los romanos son peores de lo que eran en tiempos del protocolo?”

Oh sí” –dice el Arzobispo. “Por ejemplo, el hecho que la profesión de fe sea solicitada por el cardenal Ratzinger desde principios del año 1989. Es muy serio porque están pidiendo a todos los que han ido hacia Roma o que podrían hacerlo, hacer una profesión de fe en los documentos del concilio y de las reformas conciliares. Para nosotros, eso es imposible.”

Entonces Monseñor de Galarreta está citando a Monseñor Lefebvre al efecto de que Roma insiste en el Concilio. Lo mismo sucede ahora.

Monseñor de Galarreta- “De hecho, esa correspondencia es perfecta para el pensamiento y para la posición tomada por la comisión romana en las discusiones doctrinales del pasado año y medio.”

Monseñor de Galarreta encabezó la delegación de la FSSPX en cada una de las ocho sesiones y sale diciendo: “Lo que acabo de citar del Arzobispo de 1988, es exactamente lo mismo en 2011 y 2012”.

“Hoy no están listos para abandonar el Vaticano II. Es esencial para nuestra cuestión actual” –esto fue a finales de 2011- “para recordar que nosotros claramente reconocimos en esa ocasión que ellos no deseaban abandonar el Vaticano II, ni sus doctrinas liberales, y su intención y su clara voluntad es llevarnos hacia el Vaticano II”. Eso fueron las discusiones en lo que concierne a Roma.

“Cuando mucho, Roma aceptaría un re-balance y una mejor formulación, pero siempre será dentro de los límites de la renovación de la hermenéutica de la continuidad del Papa, entonces tendremos permitido entrar a la discusión e incluso seríamos útiles para autorizar su renovación en la reforma con continuidad”. Monseñor de Galarreta está diciendo que la hermenéutica de la continuidad del Papa significa interpretar el concilio de tal modo que no esté enfrentado con la Tradición. Es un golpe frontal. No se puede reconciliar esto con esto, pero de algún modo Benedicto XVI está con los dos a la vez. Esto no puede hacerse, pero esa es la hermenéutica de la continuidad. Entonces Monseñor de Galarreta dice que los romanos, en las discusiones, estuvieron presionando para hacernos ir con la hermenéutica de la continuidad. No es posible, es contradictorio.

“El documento propuesto confirma que es una ilusión y una irrealidad el creer que se puede llegar a un acuerdo práctico que podría ser bueno, apropiado y garantizado e incluso aceptable para las dos partes. Dadas las circunstancias, es cierto que al final, después de mucho hablar, llegaríamos a absolutamente nado, entonces ¿por qué molestarnos en participar en ulteriores discusiones?”

Monseñor de Galarreta dice que no vamos a aceptar y que simplemente no es posible.

“Siguiendo la proposición romana, la cuestión crucial es la siguiente -¿debemos entrar en el camino de un posible acuerdo el cual es primordialmente práctico? ¿Es prudente y adecuado mantener contactos con Roma en vista de un acuerdo práctico? Para mí, la respuesta a esta pregunta es clara. Nosotros debemos negarnos a entrar en este camino porque no podemos hacer un mal para obtener un bien, y un bien incierto, porque necesariamente esto causaría ciertos males para el bien común de la Fraternidad San Pio X y para la familia de la Tradición”.

Otra vez lo dice: no tiene caso, no es apropiado y es malo estar involucrados en discusiones para llegar a un acuerdo práctico. El es muy claro. No esconde lo que piensa.

“Este es un resumen de algunas de las razones para mi punto de vista” Son principalmente citas del Arzobispo –“Uno, ¿cómo podemos someternos u obedecer autoridades que continuarán pensando, predicando y gobernando como modernistas? Nosotros tenemos propósitos y objetivos completamente opuestos, incluso medios diferentes. ¿Cómo podríamos trabajar bajo sus órdenes?”

Es sentido común. A menos que quieras convertirte en conciliar, ¿cómo puedes trabajar bajo los conciliares? Ellos van a hacer todo lo que puedan para convertirte en conciliar, y se te pones bajo sus órdenes, te van a hacer conciliar.

Monseñor Lefebvre –“Eso son cosas fáciles de decir. Ponerse dentro de la Iglesia, ¿qué quiere decir? Y ante todo ¿de qué Iglesia están hablan­do? Si es de la Iglesia conciliar, ¡habría sido necesario que noso­tros, que luchamos contra ella du­rante veinte años porque amamos a la Iglesia católica, entrásemos en esta Iglesia conciliar para volverla supuestamente católica! Es una completa ilusión. No son los súbditos que hacen a los superiores, sino los superiores que hacen a los súbditos”.

Segunda citación de Monseñor Lefebvre:”Yo no pienso que sea un verdadero regreso de los romanos a la Tradición. Es como en una lucha, cuando tienes la impresión de que las tropas han avanzado demasiado lejos, los haces regresar y pones los frenos, ahora ellos están poniendo frenos al impulso del Vaticano II porque los que apoyan al concilio van demasiado rápido. Estos obispos han ganado completamente por el concilio y por las reformas conciliares del papa sobre el ecumenismo y carismatismo, por lo que no deben temer.”

Lo que está diciendo el Arzobispo es que los romanos que están poniendo freno a los obispos no deben temer porque incuestionablemente los obispos no darán marcha atrás al Concilio.

“Aparentemente ahora están haciendo algo un poco más moderado, con un poco más de sentimiento tradicional, pero no es profundo. Los grandes principios fundamentales del concilio, los errores del concilio, son bienvenidos por ellos y los ponen en práctica. Para ellos no es un problema. Por el contrario, iría más lejos para decir que los que son más dulces con nosotros son los más duros con nosotros. Los que están poniendo los frenos un poco son los que son más duros con nosotros. Son ellos quienes requerirían más que nosotros nos sometiéramos a los principios del Concilio” En otras palabras, los que parecen ser menos rabiosos con nosotros son los más duros hacia la Tradición.

Monseñor Lefebvre –“Estaba perfectamente claro y eso ilustra muy bien su estado de espíritu. No se trata para ellos de abandonar la nueva misa. Al con­trario y eso es evidente. Por eso lo que puede aparecer como una concesión no es en realidad más que una maniobra para llegar a quitarnos el mayor número posi­ble de fieles. Es preciso convencer a los fieles que se trata de una ma­niobra, que es un peligro el poner­se en las manos de los obispos conciliares y de la Roma moder­nista. Es el mayor peligro que los amenaza. Si hemos luchado du­rante veinte años para evitar los errores conciliares, no es para ponernos ahora en las manos de quienes los profesan”.

Monseñor de Galarreta continua: “¿Obedecer a quienes, obedecer qué? Y la respuesta sería obedecer al concilio. Significaría obedecer a los partidarios del concilio. Segunda razón.- disminuir la confesión de la Fe”. En otras palabras la Fe completa ya no sería profesada. Actualmente la Fraternidad está desalentando el criticismo a Benedicto XVI y el criticismo al concilio. Recuerdo cuando Campos cayó, creo que fue en el 2002, escribí un artículo llamado “Campos ha caído”, y recuerdo a Monseñor Fellay llamándome para decirme “Usted no debería decir eso”. Cambié algunas frases pero nunca quiso que dijera “Campos ha caído”, esto en el 2002. Monseñor Tissier escribió un muy buen ensayo de los errores teológicos de Benedicto XVI llamado “La fe amenazada por la razón” y nunca fue publicado por la Fraternidad. Fue publicado solamente por los Dominicos de Avrillé, porque Monseñor Fellay no quiso que se publicara porque era en contra de Benedicto XVI. Otro trabajo es la excelente condenación sintética del padre Calderón que es sobre todo una condenación del concilio –con argumentos muy sólidos, muy coherente – un verdadero panorama de la podredumbre del Concilio. Está en español, fue traducido al francés pero llegaron órdenes de arriba de que no fuera publicado por la Fraternidad en Francés. La traducción ya está lista, está ahí, quizá hasta lo llevaron a la imprenta y –luz roja, porque no quieren que el concilio sea condenado y no quieren que Benedicto XVI sea condenado tampoco. Para la Fraternidad esto es una locura, peor que una locura. Es un suicidio. Es el suicidio de la FSSPX. Es como comprar un perro guardián y amordazarlo en la noche para que no ladre. ¿Cuál es el punto?

Monseñor de Galarreta –“Si llegáramos a un acuerdo, ¿cómo no se disminuiría la confesión y defensa pública de la Fe? ¿Cómo podríamos nosotros  ir en contra la protección necesariamente pública de los fieles y de la Iglesia?” Si se va a defender el rebaño tiene que ser en forma pública. No puede hacerse en privado. Lo privado no es suficiente. Se tiene que hacer público. Tenemos que condenar los errores que amenazan las ovejas en público. Se tiene que condenar a los lobos públicamente. El dice “Si nosotros llegamos a un acuerdo práctico, no solamente no podremos defender a la gente en contra de los errores del concilio”. Obvio. “A este respecto, si hacemos un acuerdo práctico en las presentes circunstancias, estamos entrando en el lenguaje doble, duplicidad y ambigüedad. El mero hecho envía un mensaje a todos. Estaríamos entrando a una “Plena comunión” con autoridades que permanecen modernistas.” 

¿Cómo puede esto no enviar un mensaje a la gente de que el modernismo no es tan malo después de todo? O también la gente diría: en este caso ¿no será la FSSPX que estaba mal después de todo? Por lo tanto, necesariamente habría una disminución de la defensa de la fe si nos unimos con gente que está destruyendo la fe, que han adquirido principios que destruyen la fe. Es sentido común.

“No podemos abstraernos del contexto –es decir por los eventos constantes y enseñanzas de la iglesia actual –visitas repetidas a los templos protestantes y sinagogas, beatificación y próximamente la canonización de Juan Pablo II, Asís II, predicar a tiempo y a destiempo la libertad religiosa y así sucesivamente. Necesariamente nos ataríamos a todo esto”. Esta es la basura contra la que hemos estado luchando por 40 años. “Además”- dice Monseñor de Galarreta, “si hacemos un acuerdo vamos a perder nuestra libertad de palabra. Vamos a tener que disminuir nuestra crítica pública a las autoridades e incluso a ciertos textos del concilio y al Magisterio pos-conciliar”. Todo esto sucederá, de hecho ya está sucediendo en la FSSPX en la manera que les he estado diciendo.

Para entender e ilustrar estos puntos, es suficiente ver lo que sucede con los Tradicionalista que van a Roma, desde San Pedro hasta el IBP. Ellos están inevitablemente enfrentados a la alternativa de rendirse o traicionar sus compromisos, y ellos prefirieron rendirse”. En otras palabras, los presionan –ustedes tienen que hacerse más conciliares y menos tradicionales. Entonces, o ellos desafían la presión o bien se rinden, y la mayoría de las veces se rinden, por lo que una marcha atrás no sucede. Ustedes no pueden decir que el acuerdo práctico sería bueno porque siempre podríamos salir otra vez. No, así no es como sucede.

Preguntas hechas a Monseñor Lefebvre –“Cuando vemos a Dom Gérard y la Fraternidad de San Pedro obteniendo tanto la liturgia como el catecismo, sin, dicen ellos, habiendo renunciado a nada, algunas personas preocupadas de estar en dificultades con Roma podrían estar tentadas de ir a Roma por el cansancio. Esas personas dicen: “Mire a Dom Gérard y la Fraternidad San Pedro, entraron a Roma y no dieron nada a cambio”.
Contesta el Arzobispo: “Cuando dicen que no han renunciado a nada es falso. Están renunciando a la posibilidad de oponerse a Roma. Ellos ya no pueden decir nada. Deben estar silenciosos dado que Roma les ha hecho favores. Ahora es imposible para ellos denunciar los errores de la Iglesia Conciliar. Poco a poco se están adhiriendo –aunque solo sea por la profesión de fe que pide ahora el cardenal Ratzinger- a los errores del concilio. Creo que Dom Gérard está sacando un pequeño libro escrito por uno de sus monjes sobre la libertad religiosa, en un intento por justificarla”.

De verdad creo que es de seis volúmenes. Es Dom Basil quien escribió un libro en seis volúmenes justificando la libertad religiosa –la misma que Monseñor Lefebvre dijo que era una “blasfemia odiosa” –la libertad religiosa de acuerdo al concilio. Entonces se empieza a ser conciliar, simplemente te rindes. Pones tu pequeño dedo en ese mecanismo y ves como se come tu mano, tu codo, tu hombro, y entonces simplemente te has ido, ya eres conciliar, y esto es lo que sucedió a muchos de ellos. Ahora son completamente conciliares. Monseñor Rifan ahora está celebrando la nueva misa, y una muy fea, aparentemente. No la he visto.

Otra cita del Arzobispo: “Pregunta.- Desde las consagraciones ya no ha habido más contactos con Roma, sin embargo, como usted nos dijo, el cardenal Oddi le dijo: “Tenemos que resolver esto. Solamente escriba una pequeña disculpa al Papa, él tiene sus brazos abiertos para darle la bienvenida. ¿Por qué no intentar este último paso? ¿Por qué le pareció imposible aceptar la oferta del cardenal Oddi? Solo una pequeña nota de disculpa y todo estará bien””

Monseñor Lefebvre – “Eso es absolutamente imposible en el estado en que se encuentra Roma actualmente, el cual va empeorando. No nos hagamos ilusiones –los principios que dirigen a la iglesia conciliar son cada vez más contradictorias a la Doctrina Católica. Al frente de la Comisión de los derechos humanos de la ONU, el Cardenal Casaroli declare recientemente “Deseo detenerme un poco en un aspecto de la libertad fundamental de pensamiento y acción de acuerdo a la propia conciencia, es decir, la libertad religiosa. La Iglesia Católica y su Pastor Supremo, quien ha hecho de los derechos del hombre uno de los grandes temas de su predicación, no deja de recordar que en un mundo hecho por el hombre y para el hombre, todas las organizaciones de la sociedad tienen sentido solo si hacen de la dimensión humana su principal preocupación”. Escuchar eso de la boca de un cardenal –no dice una palabra acerca de Dios.

El Arzobispo continúa: “Por su parte, el Cardenal Ratzinger presentando uno de estos grandes documentos sobre las relaciones entre el Magisterio y los teólogos, afirma por primera vez con claridad que las decisiones del Magisterio puede que no sean la última palabra sobre la materia, sino una suerte de disposición provisional –“El  núcleo puede permanecer fijo, pero los aspectos particulares que tuvieron alguna influencia, las circunstancias del tiempo, podrían necesitar una rectificación posterior. A este respecto debemos señalar la declaración de los papas del siglo pasado, las decisiones anti-modernistas dieron un gran servicio en su día, pero ahora ya son obsoletas” y entonces damos vuelta a la página y el problema con el Modernismo se fue. Tales pensamientos son absolutamente sin sentido”, dice el Arzobispo.

Finalmente el Arzobispo dice: “El Papa es más ecuménico que nunca. Todas las ideas falsas del concilio continúan desplegándose, cada vez con mayor claridad. Ellos se están escondiendo cada vez menos. Por lo tanto es absolutamente inconcebible el aceptar colaborar con tal jerarquía”.

Monseñor Fellay no está de acuerdo con esto. El Padre Pfluger, el Padre Nely, el Padre Schmidberger, el Padre de Chalard –estos líderes de la Fraternidad que quieren que ésta se vuelva conciliar, no ponen atención a lo que dijo el Arzobispo, o dicen “Roma ha cambiado”. Ese es su gran tema –Roma ha cambiado. Bueno, quisiera que Monseñor Fellay viniera aquí a persuadirlos o a darles sus argumentos de por qué Roma ha cambiado. Cuando Monseñor Tissier fue a Menzingen y escuchó a Monseñor Fellay, le dijo: -bien, Su Excelencia, usted dice que Roma ha cambiado, deme sus argumentos. Monseñor Fellay le dio una serie de pequeños indicadores, de pequeñas anécdotas, pequeñas cosas, pequeñas golondrinas –una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete golondrinas, y dijo “siete golondrinas hacen verano”. No. No lo hacen. Es paja en el viento. No es un cambio real por parte de Roma, y la prueba es Asís y la beatificación de Juan Pablo II. Si Roma hubiera entendido verdaderamente a la Tradición, ¿cómo podría beatificar a Juan Pablo II?

En realidad, el verdadero problema es este: que de parte de Benedicto XVI es una verdadera benevolencia porque un subjetivista puede incluso aceptar a la Verdad mientras que la Verdad no reclame ser la Verdad exclusiva. Si lo que quiero es ir a la colección de todas las religiones como un buen chico tradicional, y veo a todos y amo a todos y admire a todos y hago que todos me admiren y les guste y me llevo con todo el mundo- eso está bien. Esa clase de Tradición castrada está bien para ellos, pero si la Traición llega y les dice “ustedes son un montón de mentirosos, la mayoría de ustedes por su negación de la Divinidad de Jesucristo, el resto porque niegan la Santa Comunión, y/o reniegan de las reclamaciones del Papa, y ustedes están en el camino al infierno y todos ustedes están malditos” –esa clase de Tradición no está permitida. No es kosher. No está permitida. Eso es lo que el Arzobispo está diciendo. Lo pongo en un modo más coloreado pero esto es lo que es.

Entonces, el argumento de aquellos que quieren que la Fraternidad vaya con Roma ahora es que Roma ha cambiado, pero no lo ha hecho. Bueno, ustedes pueden argumentar si ha cambiado o no. Escuchen los argumentos y vean si los persuaden. Si los persuaden, bien, pero a mí no me persuaden cuando veo cosas como  la beatificación y las cosas que los romanos siguen haciendo y diciendo. Todo lo que el Arzobispo menciona es de hace 20 años. De lo que habla Monseñor de Galarreta es de las discusiones doctrinales del 2009 al 2011, hace solo un año, por lo que es muy reciente, y Monseñor de Galarreta dice que estos personajes están hablando solamente del concilio y quieren que nosotros aceptemos el concilio. Este es el final de los contactos con Roma pero –“Oh no, ahora que sabemos lo que Roma piensa y que Roma sabe lo que pensamos, es tiempo de empezar a hablar de nuevo”. Esto es lo que dijo el padre Pfluger. Por lo tanto, ellos no están funcionando en la doctrina. Como mucha gente en la actualidad, no entienden la primacía de la doctrina.

¿Qué es doctrina? ¿Qué es la fe? Cada hombre tiene algo de fe. El cree en algo. El tiene una idea de para qué es la vida. Podría ser el vino, mujeres y canciones. Puede ser que para hacer un millón de dólares. Puede ser para convertirse en el mejor tenista para ir a Wimbledon. Puede ser que para ir al cielo. En cualquier caso, cada hombre tiene algo de doctrina, algo de fe, algún propósito en la vida, alguna convicción de para qué es la vida y alguna doctrina que exprese esa convicción, entonces cada hombre, en cierto sentido, tiene algo de doctrina. Ahora, la principal diferencia entre los seres humanos es de los que tienen la doctrina católica y los que no la tienen. Es la diferencia más grande, porque aquellos que tienen la doctrina católica están marchando a un ritmo completamente diferente del que tiene el mundo, sea Wimbledon o dinero, o prestigio, o gloria, o vino, o mujeres y música, lo que sea, todas son cosas mundanas. El católico no marcha con este mundo. Marcha al ritmo del cielo. Por lo tanto el Católico es único en su clase. Es el único que está convencido de que si muere en estado de gracia, gracias a Nuestro Señor Jesucristo, con ayuda de los Sacramentos, irá al cielo y será feliz por toda la eternidad. Hay una vida después. Está el cielo. Hay un grave riesgo del infierno. Todo esto es doctrina, la cual es enseñada por la Iglesia, y la doctrina es simplemente la expresión de la realidad.

Santo Tomás dice: “Cuando digo que creo en Dios, no estoy creyendo en la proposición, yo creo en Dios. Estoy creyendo en Dios”. Hay una realidad que es el objeto de mi fe, y la doctrina es la expresión de esa realidad. Creo en Dios –esa es la proposición. Está la doctrina. Dios existe en la doctrina, y yo creo en el Dios que existe. Creo en Nuestro Señor Jesucristo. Creo en la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Creo en la Santa Eucaristía. Creo en estas cosas, son realidades. Creo que son realidades. Si el hombre no cree en ellas, está marchando a un ritmo muy diferente. ¿Cómo puede la gente que marcha en un ritmo totalmente diferente marchar al paso? El concilio cambió el ritmo. El concilio cambió, de creer en el cielo a creer en este mundo –Gaudium et Spes- este maravilloso mundo, todo es del hombre para el hombre, no es de Dios y para Dios, sino del hombre para el hombre. Qué locura.

Es porque la gente no comprende la importancia de la doctrina que no ven el por qué la Fraternidad tiene que permanecer en la línea de Monseñor Lefebvre. Ellos piensan que la vida Católica significa ser amable con todos y entonces queremos ser amables con el mundo moderno, entonces queremos ir con el mundo, entonces queremos ir con el Concilio. No. El papa Juan Pablo II fue amable con todos, creía en la libertad religiosa –tu religión es buena, apretón de manos, tu religión es buena, apretón de manos, una foto. La gente de la televisión ha perdido su dominio de la doctrina. Han perdido su dominio de la realidad. Han perdido su dominio del pensamiento. Han perdido completamente su dominio de las verdades de la fe, y todos ellos están marchando a uno u otro ritmo mundano. Simplemente no entienden ya la importancia de la doctrina. ¿Cuánta gente en realidad piensa, cuántos usan su mente? En cosas materiales, en cosas electrónicas, en Sudoku –en abundancia. En la realidad de la próxima vida –muy pocos.

Pregunta –“Usted dijo, señalando a Dom Gérard y otros, “ellos nos están traicionando. Ahora están estrechando las manos de los demoledores de la Iglesia, con liberales, con modernistas. ¿No fue un poco severo?”

Monseñor Lefebvre –“No, no lo es. Ellos acudieron a mí durante 15 años. Me pidieron, como obispo, que ordenara sus candidatos para que el monasterio pudiera tener no solamente a Dom Gérard como sacerdote, también otros sacerdotes. Los ordené durante 15 años. Ellos me lo pidieron y yo siempre lo hice. Yo no soy quien los buscó. Son ellos los que vinieron a mi pidiéndome mi apoyo para sus ordenaciones, por la amistad de nuestros sacerdotes, y al mismo tiempo que abrimos todos los prioratos para ayudar a su monasterio económicamente. Ellos hicieron uso de nosotros todo lo que pudieron. Nosotros lo hicimos gustosos e incluso generosamente. Yo estaba muy contento al hacer sus ordenaciones, abrimos nuestras casas para que pudieran beneficiarse de la generosidad de nuestros benefactores, y de repente recibo una llamada de teléfono –“Ya no lo necesitamos, terminamos. Nos vamos con el Arzobispo de Avignon. Ahora tenemos un acuerdo con Roma. Hemos firmado un protocolo. No me hizo feliz tener tantas dificultades con Roma. No me hizo feliz que hubiéramos tenido que luchar de esta manera. Hemos estado luchando por principios, para mantener la fe católica y ellos estaban de acuerdo con nosotros.
Ellos colaboraron con nosotros, y de repente, abandonaron la verdadera lucha para juntarse con los demoledores de la Iglesia con el pretexto de que los demoledores les darían algunos privilegios. Eso no es aceptable. Ellos abandonaron prácticamente la lucha por la fe. Ya no pueden atacar a Roma. Es lo mismo que hizo el padre de Blignières. Una vez fue tradicionalista. Escribió un libro condenando la libertad religiosa, pero ahora escribe a favor de la libertad religiosa. Ya no se puede contar con hombres como ellos que no han entendido la cuestión doctrinal. En cualquier caso, esa gente está cometiendo un grave error. Han pecado gravemente actuando del modo que lo hicieron, deliberadamente y con una increíble falta de seriedad”.

Monseñor de Galarreta llega a su tercer punto, que es la cuestión doctrinal que es el problema esencial y está subdividido en tres secciones. Lo siguiente es todo de Monseñor de Galarreta. Pueden ver que es sólido.

Debemos mirar el marco dentro del cual pretenderían incorporarnos. Un acuerdo significa, nos guste o no, integrarnos a su sistema, a su determinada manera de pensar y a una realidad que no depende de nosotros, depende de su pensamiento, su teología, su acción, y así es como van a presentarlo. Acabamos de ver en las discusiones doctrinales cuál es su idea. Es modernismo puro, revisado y corregido. En particular hay tres principios que aceptaríamos implícitamente –relativismo de la Verdad, lo que significa que no hay una verdad absoluta, ni siquiera la Verdad dogmatica y la necesidad de pluralismo en la Iglesia”.  Relativismo de la Iglesia significa que no hay verdad absoluta. Toda la verdad es relativa. Pluralismo en la Iglesia significa que puede haber toda clase de iglesias dentro de la Iglesia.

En cuanto a nosotros, tenemos la experiencia y el carisma de la Tradición, pero lo que tenemos es una verdad parcial, en lo que a ellos concierne”. La Tradición tiene su propia verdad, tiene su propio carisma, sería incorporada a la gran carpa porque tiene algo para contribuir, pero una Verdad exclusiva y absoluta –de ningún modo para los conciliares. “Su sistema modernista y dialectico que llama a los contrarios, les permitiría integrarnos en el nombre de la unidad en la diversidad como siendo un elemento positivo e incluso necesario, respetando a las otras personas en la Iglesia y las otras realidades, y que permaneceríamos abiertos al diálogo y siempre estaríamos buscando la Verdad”.

Los Católicos no estamos buscando la Verdad. Por la Gracia de Dios, poseemos la Verdad. No estamos siempre buscándola, la tenemos. Siempre podemos aprender más, pero saber más no significa decir que no tengo lo que en realidad ya tengo. Poseo la Verdad. No la busco. Yo lo sé.

La prueba de esto es que están prestos a aceptarnos después de que cada parte reconozca una necesaria y profunda oposición doctrinal”.

Este es exactamente el Padre Pfluger. Entonces Monseñor de Galarreta está diciendo que los romanos lo único que quieren es que las diferencias doctrinales estén claras y reconocidas. Lo que dice el Padre Pfluger es que desde el momento en que las discusiones fueron simplemente para establecer las diferencias, ahora podemos seguir adelante para establecer un acuerdo práctico.

“¿Cómo podemos aceptar implícitamente tal principio por una integración explícita en su sistema y por la interpretación oficial que ellos le dan, cuando son los mismos cimientos del modernismo que destruye toda la Verdad natural y sobrenatural? Es aceptar el relativismo de la Tradición y de la única y verdadera Fe. ¿Cómo puede la Fraternidad entrar en una cosa así? Un acuerdo significaría, uno –necesariamente relativizar la Verdad; dos –la interpretación del Vaticano II de acuerdo a la Tradición; tres –la evolución de la Fe”.