viernes, 21 de diciembre de 2012

MONSEÑOR LEFEBVRE, ROMA Y LOS "RALLIÉS"; II PARTE.

Continuamos con la publicación de este magnífico documento escrito por los Dominicos de Avrillé y publicado en su revista "Le Sel de la Terre". La primera parte puede encontrarla en este enlace.



1.5. Otros aceptan un acuerdo con Roma

 v  Ellos piensan encontrar en este acuerdo las garantías suficientes para continuar la Tradición.

confianza sin fundamento

Desde el principio de la Tradición, Roma realizó varias tentativas para separar a los sacerdotes y seminaristas de la obra de Monseñor Lefebvre; les prometió la misa tradicional y todas las ventajas de un reconocimiento legal. Roma jamás ha mantenido sus promesas. Monseñor Lefebvre relata algunos hechos:
« En lo que concierne a los seminaristas que partieron en 1977 hacia Roma, les prometieron la misa tradicional, y al cabo de cierto tiempo, tres o cuatro meses, les dijeron : « Ahora tienen que tienen que adaptarse un poco, si siguen apegados a la Misa de San Pio V cuando menos deben abrirse un poco”. Y para abrirlos, se hizo una ceremonia ecuménica con un Buda sobre el altar. Entonces el padre Daniel Séguy, de Montauban, tomó la estatua y la lanzó al suelo destrozándola. Este fue el final del seminario leonino”. (Monseñor Lefebvre en agosto de 1987 en Barroux). Dom Agustín, superior del monasterio benedictino de Flavigny, “se adhirió a Roma (en 1985) con la esperanza de conservar la Tradición, que la conservarían en su monasterio, es decir, la misa tradicional para sus monjes, para la misa conventual. Pues bien, Roma exigió que para la misa conventual se diga la misa del concilio y no la misa antigua. En lugar de decirnos “ustedes pueden conservar la Tradición”, cambian la Tradición”. (Monseñor Lefebvre, Conferencia del 15 de junio de 1988, Fideliter 29-30 de junio de 1988, Ecône.)

En 1986, fue fundado el seminario Mater Ecclesiae  para acoger a los desertores de Ecône.
« Ustedes han oído hablar, sin duda, y ustedes han hecho algunos artículos en los periódicos, hace dos años, sobre los desertores de Ecône, los famosos desertores de Ecône. Se fueron de aquí, de Ecône, nueve seminaristas. El que era como el jefe de esta pequeña rebelión, el padre (…) permaneció en el seminario durante un cierto tiempo, escondió muy bien su juego y llegó a convencer a otros ocho seminaristas de dejar Ecône (…) ¡Oh!, formidable; una ocasión única; se les promete el oro y el moro, y habrá otros que vendrán. Lo dijo explícitamente. El Cardenal Ratzinger lo ha dicho: “Estoy contento de que algunos hayan dejado Ecône y espero que habrá otros que les sigan”.
No podemos tener confianza, no es posible »(Mgr Lefebvre, Conferencia del 15 junio 1988, Fideliter 29-30 junio 1988)

Entonces ¿cómo pudo escribir el Superior de la Fraternidad San Pedro : « Las dificultades no faltarán, no nos hacemos ilusiones. Pero nosotros hemos tenido la experiencia consoladora que, en estas dificultades, Roma nos apoya eficazmente. Y la queja según la cual Roma, “dividiéndonos” combate la tradición con la tradición, traiciona una fe muy pobre en la fuerza que tiene esta tradición vivificante? (Padre Joseph Bising, Tu es Petrus, marzo 1989)

Otro escribe: « Lo que es más importante y la Fraternidad no ve, es que nuevos hombres de Iglesia están actualmente a la obra, que son hombres de fe y que manifiestan claramente esta fe. Monseñor Thomas (obispo de Versalles) es justamente de estos. Esta es una razón suplementaria para no aceptar un cisma y lo dije públicamente desde las primeras amenazas hechas a Ecône hace un año” (R. P. Bruno de Blignière, Famille chrétienne, 21 julio de 1988) ¡Qué ceguera!


Las comunidades que han hecho acuerdo con Roma.

En 1988 : monasterio benedictino Santa Magdalena de Barroux ;  Fraternidad San Pedro, monasterio benedictino de Fontgombault y sus hijas (Triors, Randol) ; Instituto de la Santa Cruz de Riaumont ; Instituto de Cristo Rey (Monseñor Wach) ; Opus Mariae (R.P. Wladimir) ; benedictinos de Joucques y de Barroux, dominicos de Pontcalec ; Fraternidad San Vicente Ferrer de Chéméré-le-Roi, convento dominico que anteriormente era sedevacantista.
Unos y otros están regidos por el Motu Proprio Ecclesia Dei adflicta del 2 de julio de 1988.
En el 2002: Los sacerdotes de la diócesis de Campos en Brasil, regidos por un acuerdo especial.
El 8 de septiembre de 2006, con mucha atención mediática, la Comisión Ecclesia Dei erigió, mediante decreto firmado por el cardenal Castrillón Hoyos, un nuevo instituto de derecho pontifical, el Instituto del Buen Pastor.

v Se les llama « ralliés »

Se les llama « ralliés » porque tanto en los hechos como en los principios ellos ya no están del lado de sus antiguos compañeros de armas, sino del lado de aquellos a quienes combatían anteriormente como enemigos de la fe, de la Tradición y del Reinado Social de Jesucristo. Mostraremos aquí que ellos se incorporaron a los principios examinando las intenciones, sometiéndose voluntariamente a la influencia modernista, y a los términos del acuerdo. También se incorporaron en los hechos, he aquí algunos ejemplos.

En cuanto a la Misa.

Ellos concelebran la nueva misa e incluso la celebran, además que ya no afirman la oposición de esa misa a la fe católica.
Algunos sacerdotes alientan a los fieles a cumplir la obligación dominical con la asistencia a la nueva misa en su parroquia que es mejor que asistir a la misa antigua en una capilla de la FSSPX. Dom Gérard y Monseñor Wach han concelebrado la misa con el papa Juan Pablo II; Monseñor Rifán por su parte la concelebró el 8 de septiembre de 2004 en Aparecida, en Brasil.

En cuanto al Concilio Vaticano II

Ellos publicaron obras para probar que la declaración del concilio Vaticano II sobre la libertad religiosa está en plena conformidad con la Tradición.
Ellos aprobaron el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica publicado en 1992 y su Compendium publicado en el 2005: uno y otro retoman los errores del Concilio sobre la libertad religiosa, el ecumenismo, la colegialidad y otros.
Ellos toman como referencia el nuevo Código de Derecho Canónico de 1983 que puso en aplicación las reformas del concilio en la vida de la Iglesia.

En cuanto a los contactos incesantes con el clero diocesano

Estos contactos conducen a algunos a compromisos y finalmente a entrar en las diócesis bajo la autoridad del obispo.

Ruptura de contacto con los que continúan la obra de Monseñor Lefebvre.

Esta división proviene de ellos solos : « Que la Fraternidad de Monseñor Lefebvre haya sido querida por Dios, nosotros así lo creemos. Y es justamente porque queremos permanecer fieles a la fe católica que debemos dejarlos. Es porque no se consideraron como siervos inútiles que se creyeron indispensables.
Esta obra magnífica que fue querida por Dios, ya no lo es más. Dios hará nacer de los huesos secos –si es necesario- nuevos hijos de Israel (Visión profética de Ezequiel, cap. 37) No lo olvidemos jamás”. (Documento colectivo de sacerdotes de la Fraternidad San Pedro contra las consagraciones, principios de 1989)

División impuesta por Roma y los obispos

En Versalles en 1988, Monseñor Thomas reconoció la existencia jurídica de el padre Porta y de Notre-Dame des Armées, con una duración experimental de un año, con la condición expresa que ya no hubiera ningún contacto con la Fraternidad San Pio X y los que la apoyan. Como consecuencia los sacerdotes que no habían desaprobado las consagraciones, ya no estaban autorizados a entrar en la capilla ni siquiera para predicar en una misa privada…
Los ralliés lo comprendieron rápidamente : « Yo digo que ellos no quieren que nosotros dependamos de estos cuatro obispos (consagrados por Monseñor Lefebvre). Yo tampoco lo quiero porque en el fondo, la Iglesia no sostiene a estos cuatro obispos, ella se rige por sus propias leyes”. (Dom Gérard en Radio Courtoisie, 28 de agosto de 1988)
Esta división fue impuesta por el papa mismo en su Motu proprio del 2 de julio de 1988 : « a fin de que ellos cumplan el grave deber que es permanecer unidos al Vicario de Cristo en la unidad de la Iglesia católica, que ellos no continúen apoyando este movimiento, de cualquier forma que sea…” (Motu proprio de Juan Pablo II, 2 de julio de 1988)

II – Las intenciones

Las intenciones en la tentativa de acuerdo entre Roma y Monseñor Lefebvre son opuestas. Es por eso que ningún acuerdo es posible.
Al contrario, hay una convergencia de intenciones entre los ralliés y Roma…

II.1. Monseñor Lefebvre

 v  Acoger con honor a la Tradición y darle en la Iglesia el lugar que le corresponde.

No a un acuerdo diplomático para forzar la incorporación.

« Durante quince años se ha dialogado para tratar de reponerle el honor a la Tradición, en el lugar que le es debido en la Iglesia. Nos hemos topado con una negativa continua. Lo que Roma ha acordado hasta el presente a favor de la Tradición, no es mas que un gesto puramente político, diplomático, para forzar las adhesiones. Pero esto no es una convicción de las bondades de la Tradición.” (Monseñor Lefebvre, Fideliter N° 79, enero-febrero de 1991, p. 4; cf. Fideliter n°70, julio agosto de 1989, p. 4)

Pero dar a la Tradición los medios de desarrollarse libremente

« A fin de frenar la auto demolición de la Iglesia, nosotros suplicamos al Santo Padre, por su  intermediación, de procurar el libre ejercicio de la tradición procurando a la tradición los medios de vivir y de desarrollara para la salvación de la Iglesia Católica, la salvación de las almas, que sean reconocidas las obras de la tradición, en particular los seminarios, y que S.E. Monseñor de Castro-Mayer y yo mismo podamos darnos los auxiliares de nuestra elección para que la Iglesia conserve las gracias de la Tradición, única fuente de renovación de la Iglesia”. (Carta de Monseñor Lefebvre al cardenal Ratzinger, el 8 de julio de 1988, Fideliter 29-30 de junio de 1988, pág. 25).

Continuar la obra emprendida : el sacerdocio

«Dios suscitó la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X para el mantenimiento y la perpetuidad de su Sacrificio glorioso y expiatorio en la Iglesia. El eligió verdaderos sacerdotes instruidos y convencidos de estos divinos misterios. Dios me hizo la gracia de preparar estos levitas y de conferirles la gracia sacerdotal para la perseverancia del verdadero Sacrificio, según la definición del Concilio de Trento.
Eso nos costó la persecución de la Roma anticristo. Ante esta Roma, modernista y liberal, que prosigue su obra destructora del Reino  de Nuestro Señor como lo prueben Asís y confirmación de las tesis liberales del Vaticano II sobre la libertad religiosa yo me veo constreñido por la Divina Providencia a transmitir la gracia del Episcopado católico que he recibido, con el fin de que la Iglesia y el Sacerdocio católico continúen subsistiendo por la gracia de Dios y la salvación de las almas.»(Carta a los futuros obispos, 29 de agosto de 1987, Fideliter 29-30 de junio de 1988).

 v  Examinar si Roma quiere sinceramente proteger la Tradición.

« Durante los últimos contactos que tuve en Roma, varias veces quise sondear sus intenciones, medir si verdaderamente había un cambio verdadera. Esto no parecía imposible después de los constantes fracasos catastróficos y desastrosos que siguieron al Concilio y después de la visita del Cardenal Gagnon y de Monseñor Perl que constataron por sí mismos los frutos del buen trabajo de la Fraternidad.
(…) « Si fui a discutir en Roma es porque yo quería ver si podía llegar a un acuerdo con las autoridades de la Iglesia, siempre y cuando nos pudiéramos proteger de su liberalismo para salvaguardar la Tradición. Yo estuve obligado a reconocer que ningún acuerdo fue posible que pudiera al mismo tiempo garantizarnos y convencernos que Roma quería contribuir sinceramente a la preservación de la Tradición”.  (Mgr Lefebvre, Fideliter n°68 p.7 y 15 ; cf. «¿Por qué Monseñor Lefebvre detuvo los coloquios si un acuerdo había sido firmado el 5 de mayo de 1988 ? »Fideliter 29-30 junio 1988, p. 66)


II.2. Roma

 v  Reconciliación y no reconocimiento de la Tradición como quería Monseñor Lefebvre.

« El 2 de junio escribí de nuevo al Papa : inútil de continuar los coloquios y los contactos. No tenemos la misma finalidad. Usted quiere incorporarnos y reconciliarnos y nosotros, nosotros queremos ser reconocidos tal como somos. Queremos continuar la Tradición como lo hacemos” (Mgr Lefebvre, Fideliter n°70 p. 4)
« Mientras que nosotros hablamos de reconciliación, Monseñor Lefebvre no quiere oír hablar mas que de reconocimiento. La diferencia no es poca. La reconciliación supone un esfuerzo recíproco, así como la admisión de los errores del pasado. Monseñor Lefebvre pretende que toda la Iglesia se ha equivocado y que él, Monseñor Lefebvre y sus adeptos siempre han tenido razón” (Cardenal Gagnon, Avvenire 31 de julio de 1988)

 v Reunir a todos los tradicionalistas en Roma

« Todo lo que les ha sido concedido, no se les concedió sino con el objetivo de lograr que todos los que están adheridos o tienen lazos con la Fraternidad se desprendan de ella y se sometan a Roma. Tuve la ocasión de ver al menos tres cartas que Monseñor Perl envió en respuesta a las personas que le escribieron. Siempre es la misma cosa. Absolutamente hay que hacer un esfuerzo hacia aquellos que no han comprendido la necesidad de reunirse al Papa y al Concilio. Es una lástima –escribe el cardenal- constatar que no ha habido más adhesiones”. (Mgr Lefebvre, Fideliter, n°79, enero-febrero 1991, p. 5.)

 v  Plena comunión eclesial que incluye la colaboración de los ralliés bajo la dirección de los obispos diocesanos y que determina la composición de la comisión romana.

Plena comunión eclesial

« A propósito de la libertad de acción de los obispos locales en relación a la Comisión Ecclesia Dei, el cardenal Mayer ha recordado lo que precisa el Motu proprio del pasado 2 de julio. La Comisión encargada, explicó el cardenal, de colaborar con los obispos, con los dicasterios de la curia romana y los medios interesados, con el fin de facilitar la plena comunión eclesial de sacerdotes, seminaristas, comunidades o religiosos tomados individualmente, que hasta hoy estaban unidos de diversas maneras a la Fraternidad fundada por Monseñor Lefebvre…” ((Famille chrétienne, 3 noviembre 1988)

 « Es evidente que, lejos de buscar poner un freno a la aplicación de la reforma emprendida por el concilio, esta concesión está destinada a facilitar la comunión eclesial de personas que se sienten ligadas a estas formas litúrgicas”. (Audiencia del Santo Padre a los religiosos de la abadía Sainte-Madeleine du Barroux”, Osservatore romano, 2 octubre 1990)

¿Qué significa esta plena comunión ? Lo que sigue a continuación lo manifiesta:

Obediencia

« Es en el nombre de la obediencia al vicario de Cristo, que nosotros les pedimos un acto público de sumisión, a fin de reparar lo que sus escritos, sus declaraciones, sus actitudes tienen de ofensivos respecto de la Iglesia y de su magisterio”. (Paulo VI, Carta a Monseñor Lefebvre, 29 de junio de 1975, citada por J. Madiran, La condamnation sauvage de Mgr Lefebvre)

Nada cambió desde entonces. Monseñor Lefebvre respondió: “Es preciso reconocer que la jugarreta ha sido bien hecha y que la mentira de Satanás ha sido utilizada maravillosamente La Iglesia va a destruirse a sí misma por vía de la obediencia (…)
El logró hacer condenar a quienes conservan la fe católica por aquéllos mismos que debieran defenderla y propagarla.” (Monseñor Lefebvre, 13 de octubre de 1974, El golpe maestro de Satanás, pág. 6)

Apostolado bajo la dirección de los obispos.

El Arzobispo de Avignon explicó a sus sacerdotes que el papa acordó al monasterio benedictino de Barroux “la plena reconciliación con la Sede Apostólica con la posibilidad de utilizar los libros litúrgicos en vigor en 1962 y de desarrollar una proyección pastoral de las obras del apostolado y de conservar los ministerios asumidos actualmente, de acuerdo a los cánones 679-683 que  tratan de la colaboración organizada entre los Institutos religiosos y el clero secular y sobre la coordinación de todas las obras y actividades apostólicas bajo la dirección del obispo diocesano (canon 680)” (Carta de Monseñor Bouchex, Arzobispo de Avignon, a los sacerdotes de su diócesis, 17 de agosto de 1988).
Se trata entonces de una dependencia estrecha y cotidiana a la que el canon 680 somete al monasterio de Barroux.
« Entre los diversos institutos y también entre ellos y el clero secular, que se les aliente a una colaboración organizada, así como, bajo la dirección del obispo diocesano, una coordinación de todas las obras y actividades apostólicas, quedando a salvo el carácter, la finalidad de cada instituto y las leyes de fundación”. (Nuevo Código de derecho canónico, 1983)
La Fraternidad San Pedro está erigida como sociedad clerical de vida apostólica de derecho pontifical. Sin embargo, como en el caso del monasterio de Barroux, esto no significa que tenga alguna independencia respecto a los obispos con el fin de ser sustraídos de su influencia mortífera.
« Para favorecer la unidad necesaria de la Iglesia, los miembros de la Fraternidad San Pedro buscarán con particular diligencia la comunión con el obispo y el presbiterio diocesanos, según la norma de los canones 679-683. Asimismo, ellos observarán, en el ejercicio del ministerio pastoral, las prescripciones legales, particularmente aquellas tratan de la celebración válida y lícita de los sacramentos de penitencia y de matrimonio, así como las anotaciones en los libros parroquiales según el canon 535, § 1. » (Comisión pontifical Ecclesia Dei, el 18 de octubre de 1988, Agustín, cardenal Mayer, presidente.)
Lo mismo se aplica para el Instituto del Buen Pastor. (cf. más abajo, VI)

Composición de la comisión romana.

« Esta comisión es un organismo de la Santa Sede al servicio de la Fraternidad y de diversas instancias con las cuales habrá que tratar para establecer y consolidar la obra de la reconciliación. Además, no es ella, sino el Santo Padre que, en última instancia, tomará las decisiones: la cuestión de una mayoría no se plantea, los intereses de la Fraternidad están garantizados por su representación en el seno de la Comisión, y los temores que usted ha expresado en relación a los otros miembros, no tienen por qué persistir, visto que la elección de los miembros será efectuada por el Santo Padre personalmente”. (Carta del cardenal Ratzinger a Monseñor Lefebvre, 30 de mayo de 1988)

 v Es más que una cuestión de rito: toda una concepción de la Iglesia.

« En realidad, si Monseñor Lefebvre no ha aceptado el protocolo que se le propuso, es precisamente porque repentinamente comprendió su significado real. “Ellos querían engañarnos”, dijo de una manera equivalente. Esto significaba: “Ellos quieren hacernos aceptar el concilio”. Esto nos muestra cómo sería un error reducir este doloroso asunto a una cuestión de latín o del ritual, incluso la protesta contra ciertos abusos. Es toda una concepción de la Iglesia universal y de la Iglesia particular, del ministerio episcopal, del ministerio de Pedro, que están comprometidos”. (Cardenal Decourtray, Discurso a la asamblea plenaria de los obispos de Francia, Lourdes, 26 de octubre de 1988, DC n°1973, pág.22)
« La cuestión de fondo no es una cuestión del latín, ni de la liturgia, por más importante que esta sea. Lo que está en juego, es el misterio de la Iglesia”. (Monseñor Jullien, arzobispo de Rennes, Le Choc du mois, 10 diciembre 1988) (Ver también más arriba, I 4)

 v En este marco, se manifiestan dos tendencias.

Sea llevar a los ya incorporados a la nueva misa y al concilio Vaticano II, excluyendo cualquier vuelta atrás.
Sea integrar la Tradición (junto con la misa antigua) en el espacio pluralista y evolucionista : « El rito antiguo romano conserva dentro de la Iglesia su derecho de ciudadanía en el seno de la multiformidad de los ritos católicos, tanto latinos como orientales” (Cardenal Castrillón-Hoyos, homilía del 24 de junio de 2003 en una misa celebrada según el rito antiguo) La Tradición no será mas que una forma, entre otras, de espiritualidad, un camino entre otros de apostolado: la libertad…

 v Hay que pensar como todos los obispos, reconocer la ortodoxia de la nueva misa y adherirse al Vaticano II

Todo debe alinearse sobre lo que los obispos piensan:

« El cardenal Ratzinger lo ha dicho abiertamente respondiendo al gran periódico de Frankfort Die Welt, quien le preguntó después de las consagraciones: Es inadmisible y no podemos aceptar que haya dentro de la Iglesia grupos de católicos que no se sometan a lo que piensan de manera general los obispos en el mundo”. (Monseñor Lefebvre, Fideliter, n°66, noviembre-diciembre 1988, p. 11)

Celebrar la nueva misa :

Un ejemplo de esto me lo dio el Cardenal Ratzinger. “Por ejemplo en San Nicolás de Char­donnet, Monseñor, cuando el protocolo se firme y se arreglen los asuntos, es evidente que San Nicolás de Chardonnet no puede quedarse como está. ¿Por qué? Porque San Nicolás es una parroquia de París y depende del Cardenal Lustiger. Por consiguiente será absolutamente necesario que en la parroquia de San Nicolás de Chardonnet haya la nueva misa, una, regularmente, todos los domingos. (Monseñor Lefebvre, conferencia de prensa, Ecône, 15 de junio de 1988, Fideliter, 29-30 de junio de 1988, pág.17)

Adherirse al Concilio Vaticano II :

« En cuanto a aquellos que, no sin mérito, han rechazado el acto cismático del 30 de junio y solicitan la reconciliación, está claro que deben, con nuestra ayuda amigable, orante, confiante, paciente, pero exigente, progresar en el camino de la adhesión verdadera al Concilio en su totalidad”. (Cardenal Decourtray, discurso a la asamblea plenaria de los obispos de Francia, Lourdes, 26 de octubre de 1988, DC n° 1973m p. 22)

En el monasterio benedictino de Flavigny, algunas cosas se impusieron:

« Por principio, la adopción, para la celebración de la misa, del rito de Paulo VI. Durante la visita canónica efectuada en el monasterio por Dom Prou y el P. Roualet, vicario general de la diócesis de Dijon, cada monje firmó la carta del cardenal Ratzinger a Monseñor Lefebvre (que éste siempre se rehusó a firmar) sobre la aceptación de la legitimidad del rito de Paulo VI y del Concilio. Esto permitió regularizar las ordenaciones hechas por Monseñor Lefebvre, señal de que la reconciliación se logró. Finalmente, a petición del Cardenal Ratzinger, Monseñor Balland organizó en el monasterio una serie de sesiones sobre el Concilio Vaticano II”. (La actualidad religiosa en el mundo, abril de 1988) (Ver también más arriba, I4)

 v Fidelidad a la Tradición viva

El Motu proprio, las declaraciones de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI así como aquellas de los obispos, fueron una sola voz para elogiar la Tradición viva. Veremos cuál es el sentido que hay que darle. (ver IV5)

Sigue parte III próximamente.